
COMENTARIOS ELEISON DCCLXXVIII (11 de junio de 2022) : RERUM NOVARUM – II
Dado que en la Rerum Novarum, su famosa Carta Encíclica a los Obispos Católicos de 1891, el Papa León XIII fustigó al socialismo por ser radicalmente opuesto a la naturaleza del hombre dada por Dios (ver estos “Comentarios” de la semana pasada), podría pensarse que no era amigo de las clases trabajadoras cuyos intereses el socialismo pretendía proteger. Al contrario. Hay toda una segunda parte de la Encíclica en la que expone la verdadera solución de los problemas reales de finales del siglo XIX, para los que el socialismo era la falsa solución. Dado que en el siglo XXI nuestro mundo impío sigue siendo tentado por el socialismo y el comunismo de los globalistas en su misma guerra contra Dios, echemos un vistazo, aunque sea brevemente, a la verdadera solución de León.
Él dice que debe venir de tres fuentes. En primer lugar, de la Iglesia católica. En segundo lugar, del Estado público, al que pide que desempeñe un papel especial en la protección de los trabajadores. Y, en tercer lugar, de las asociaciones privadas de empresarios y trabajadores, que, según él, tienen también un papel precioso que desempeñar. Pero comenzó descartando para los problemas sociales todas las soluciones irreales que pretenden eliminar o bien las desigualdades naturales, obviamente inherentes a todos los hombres, o bien las penurias antinaturales de este “valle de lágrimas”, debidas al pecado. Los católicos saben que las desigualdades son naturales en la Creación, para reflejar la infinita variedad del Creador, y que el sufrimiento, la muerte y la concupiscencia sólo irrumpieron en esa Creación por el pecado original de los hombres.
Por lo tanto, la promoción del comunismo de la guerra de clases y la revolución contra toda autoridad no son naturales, sino antinaturales, y la Iglesia será la primera en crear la armonía de clases y el respeto a la autoridad por sus propios medios de justicia natural y caridad sobrenatural. En la justicia, los trabajadores deben trabajar y respetar a sus empleadores, los empleadores deben respetar a sus trabajadores y velar por su bienestar espiritual y físico, en particular pagando un salario justo que se determine no sólo por lo que el empleador pueda imponer. En la visión caritativa de la eternidad, la riqueza es más bien un obstáculo que una ayuda para la salvación, por lo que los ricos deben compartir con los pobres, y los pobres no necesitan envidiar a los ricos. La Fe socava ambos errores opuestos, el socialismo y el capitalismo duro, al moderar de los hombres el deseo excesivo de riquezas.
En cuanto al Estado (RN 46), su función principal es salvaguardar el bien común de todos sus miembros, no sólo de los ricos. En efecto, dado que los ricos a menudo pueden valerse por sí mismos, mientras que los pobres pueden necesitar especialmente la protección del gobierno, la miserable condición de las clases trabajadoras en 1891 significaba que el Estado debia intervenir en su favor. La ley del país debe proteger su moral, su dignidad y sus condiciones de trabajo, con una protección especial para las mujeres y los niños, y con una ayuda a la propiedad. La Iglesia católica prácticamente lanzó el moderno Estado del Bienestar. León XIII fue incluso muy incomprendido en su época, pero 40 años después Pío XI ensalzó el bien hecho por la Rerum Novarum.
Y en tercer lugar, el Papa León pidió que se adoptaran y fomentaran todo tipo de asociaciones privadas, como los gremios medievales, donde los hombres pueden unirse no tanto horizontalmente en la misma clase, sino verticalmente por todas las clases en la misma ocupación, para evitar la guerra de clases. Las asociaciones cristianas de este tipo han sido de especial beneficio, pero en lugar de ayudarlas los Estados antirreligiosos las han obstaculizado. Que se cuide especialmente el bienestar religioso de los obreros, pero que se prevea también contra su paro, enfermedad, vejez, desgracia. Que el ejemplo de los católicos convierta a los socialistas.
Con esta doctrina de que la Iglesia, el Estado y las asociaciones acudan en ayuda de los trabajadores, el Papa demostró que condenaba no sólo el socialismo, sino también ese capitalismo liberal que, al poner la búsqueda del dinero por encima de la preocupación por los seres humanos, había reducido a los trabajadores a esas condiciones de miseria. Pero los globalistas vuelven a cometer el mismo grave error. ¿Podrán aprender del Papa León? Se puede dudar de ello.
Kyrie eleison.
¿Quiere velar por los hombres? No hace falta buscar. El Dios que los creó también hizo la Iglesia.