
COMENTARIOS ELEISON DCCLXX (16 de abril de 2022): CITAS de la RESURRECCION
Los cuatro Evangelios del Nuevo Testamento tienen muchas menos páginas sobre la Resurrección de Nuestro Señor que sobre su Pasión, porque la Pasión fue el propósito y el clímax de su Encarnación. “Un bautismo tengo para bautizarme, ¡y cómo estoy en angustias hasta que sea cumplido!” (Lc. XII, 50) – las palabras se refieren a su Pasión, sin la cual no habría habido Resurrección. Por su Pasión ganó su victoria sobre la muerte, por su Resurrección manifestó esa victoria. Con su Pasión venció el mal y provocó nuestra salvación. Por Su Resurrección mostró el bien que había ganado para los hombres, y cumplió nuestra salvación. Ahora bien, los hombres caídos nos inclinaremos por evitar el sufrimiento para llegar a sus frutos, así la Nueva Iglesia puede sustituir en la cruz Nuestro Señor resucitado por sufriendo, pero los Evangelios insisten en las raíces para estar más seguros de los frutos. Sin embargo, aquí hay una cita de cada uno de los cuatro Evangelios sobre la Resurrección de Nuestro Señor.–
Mateo, XXVIII, 18, algunas de las últimas palabras de Nuestro Señor registradas por Mateo antes de ascender al Cielo: “Toda autoridad me ha sido dada en el Cielo y en la Tierra“, y no a Moisés o Buda o Mahoma o Marx o a cualquiera de los otros jefes de las muchas falsas religiones entre los hombres. Tampoco está Cristo aquí hablando como Dios, porque como Dios esa autoridad ya es suya. Si la autoridad le ha sido “dada”, sólo puede habérsele dado como hombre. Ahora bien, una afirmación tan estupenda sólo puede ser una locura o una verdad. Pero si Cristo hubiese dicho el contrario, sería un mentiroso, como sus enemigos (cf. Jn. VIII, 55). Es esta Autoridad la que distingue a la verdadera Iglesia Católica de la Neo-iglesia y de todas las demás iglesias o religiones falsas de la tierra. Ademas, esta única Autoridad divina viene de Dios sólo a través de Su Vicario en la tierra, el Papa de Roma. Necesariamente Dios restaurará al Papa para restaurar Su Iglesia que tiene autoridad.
Marcos, XVI, 16, también palabras de Nuestro Señor justo antes de subir al Cielo: “El que crea y se bautice se salvará, pero el que no crea se condenará.” He aquí otra estupenda afirmación que no tiene sentido si no es cierta. Y si es cierta, entonces todo el ecumenismo posterior al Vaticano II sobre la base de que las almas pueden ser salvadas fuera de la Iglesia Católica, es una tontería. Las almas pueden ser salvadas por Nuestro Señor EN religiones falsas, pero nunca POR religiones no católicas. ¿Palabras duras? La cuestión no es si son palabras duras, sino si son verdaderas. Nunca salvaré mi alma por medio de deseos. Es pura ilusión que yo pueda obtener el Cielo de Cristo descuidando a Cristo, o a la única Iglesia que Él instituyó para continuar Su Encarnación en la tierra después de que Él en Persona ascendiera al Cielo.
Lucas, XXIV, 25, el Señor resucitado reprende a los dos peregrinos de Emaús por su lentitud en creer: “¿No era necesario que el Cristo sufriera estas cosas y entrara en Su gloria?”. Los seres humanos no queremos creer que sea necesario ningún sufrimiento, pero Santo Tomás de Aquino (III 69, 3) da tres razones por las que el bautismo no nos quita los sufrimientos en esta vida : en primer lugar, para que los cristianos puedan participar en la Pasión de Cristo; en segundo lugar, para que deban luchar por ganar la vida eterna; en tercer lugar, para que la vida cristiana no se convierta sólo en una forma de evitar los sufrimientos terrenales. El sufrimiento tiene su utilidad.
Juan, XX, 29, donde el Señor resucitado acaba de curar al dubitativo apóstol Tomás de su incredulidad dejándole tocar realmente las heridas de la crucifixión: “Tú (Tomás) has creído porque me has visto. Dichosos los que no han visto y sin embargo creen“. A menudo, dos mil años después de que Cristo viviera en la tierra, tenemos la tentación de pensar que si pudiéramos verle en carne y hueso y vivir con Él a diario, como hicieron sus Apóstoles, cuánto más fácil sería creer en Él. Pero entonces nuestra fe no tendría el mismo valor. Creer en Él sin esa evidencia diaria es mucho más meritorio para el Cielo, como recuerda Nuestro Señor a Santo Tomás. Creer en Dios no es creer en tonterías, ni mucho menos, pero creer en Él sólo con la ayuda de “pruebas científicas” es privar a nuestra creencia de esa confianza en Dios que es la gran parte del mérito y del valor de la fe. Y si sufrimos y seguimos creyendo, la creencia tiene aún más mérito.
Kyrie eleison.
La fe es un escudo que detiene una multitud de mentiras.
Con la fe en la Resurrección, nuestra alma vuela.