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COMENTARIOS ELEISON DCCLXI (12 de Febrero de 2022) : LIDERAZGO ERRÓNEO – II
Los lectores de estos “Comentarios” de la semana pasada han podido notare, por supuesto, que no había espacio para el prometido análisis de las tres comparaciones hechas por el Superior General (SG) de la Sociedad de San Pío X en apoyo de la posición de ésta de que los católicos pueden aceptar ser inoculados con la “vacuna” o pinchazo Covid. A continuación se hace una crítica de estas comparaciones, no por el placer de criticar a la Sociedad, Dios no lo quiera, sino porque en la confusión actual, que lo envuelve todo, es muy importante pensar con la mayor claridad posible. Sólo la verdad puede ser una base sólida para actuar con sensatez.
Respondiendo a las preguntas formuladas tras su conferencia sobre “La Misión de la SSPX” en la Conferencia de Prensa de la Sociedad para la Tradición Católica celebrada en Estados Unidos el pasado mes de diciembre, el SG comenzó presentando el principio de Santo Tomás de Aquino (2a2ae Q.78, a4) que permite beneficiarse de los pecados de otros siempre que no se coopere en el pecado como pecado. Y a continuación el SG cita tres comparaciones para ilustrar la aplicación de este principio al caso de la aceptación de una inoculación de Covid contaminada por el pecado del aborto al recurrir, para su investigación o ensayo o producción, a tejido fetal obtenido de abortos. Obsérvese que las comparaciones siempre ilustran, pero también “siempre cojean” (dicho latino), porque siempre tienen una pata buena, la que ilustra, y una pata mala, la que no se aplica. ¿Qué tan bien se aplican las comparaciones del SG?
Primera comparación: así como todo el mundo está de acuerdo en que tomar una córnea del cadáver de un hombre asesinado hace unas horas, siempre que uno no tenga nada que ver con el asesinato, es legítimo, todo el mundo debería estar de acuerdo en que tomar tejido fetal de un bebé recién abortado es legítimo, siempre que uno no tenga nada que ver con los abortos en cuestión. Sin embargo, ¿cómo puede compararse un solo asesinato, completamente ajeno a la toma de la córnea del cadáver, con la industria fetal actual (como puede llamarse), que arranca deliberadamente Dios sabe cuántos fetos del vientre de sus madres para ser desgarrados en vida, sin anestesia, para obtener sus diversos tejidos que sirven a la medicina moderna de diversas maneras? Cierto, yo no tuve nada que ver directamente con todos esos abortos, ni tampoco muchos de los pacientes que se beneficiaron de ellos. Pero cuando la furia de Dios descienda sobre la industria fetal, ¿cuántos de nosotros habremos merecido escapar de ella?
Segunda comparación: así como una organización católica no puede destinar al Islam el dinero que se le da para un fin católico, pero puede aceptar bienes del Islam dados para un fin católico, un católico no puede aceptar una inoculación dada para un fin siniestro, pero puede aceptarla para un fin decente. Sin embargo, la finalidad del donante no es la única razón para aceptar o rechazar un regalo. Por ejemplo, si sé que un regalo de dinero proviene de bienes robados, la Iglesia no podrá aceptarlo, por muy piadoso que sea el propósito del dador, porque el regalo está contaminado en sí mismo. Ahora bien, la inoculación de Covid está completamente contaminada en sí misma: médicamente es asesina; moralmente proviene de la industria fetal; y políticamente significa la conformidad con el Nuevo Orden Mundial y el comunismo. Sólo un propósito bastante excepcional puede justificar su aceptación, porque la triple mancha es evidente para cualquiera que dedique unas pocas horas a investigar en Internet.
Tercera comparación: al igual que la carne que ha sido ofrecida a los ídolos puede ser comida después (mientras no haya escándalo) para los católicos, porque saben que los ídolos no son nada (I Cor. VIII), los católicos pueden aceptar la inoculación del Covid porque creen que no tiene implicaciones religiosas. Sin embargo, los Estados de todo el mundo siguen imponiendo restricciones tiránicas para que todos sus ciudadanos sean inoculados, a pesar de las catastróficas lesiones y muertes causadas por la inoculación. Esto sugiere fuertemente que la salud nunca fue su principal preocupación. Todas las pruebas indican que la inoculación no fue por el “virus”, sino que el “virus” (aún no aislado) fue por la inoculación. La inoculación tiene enormes implicaciones religiosas, siendo simplemente parte de la gran guerra de la judeo-masonería contra Dios. Lea el final del décimo de los 24 Protocolos de los Sabios de Sion.
Kyrie eleison.
“…Hombres somos, y debemos afligirnos cuando incluso la sombra
de lo que una vez fue grande, ha desaparecido”.
(William Wordsworth, “Sobre la extinción de la República de Venecia”)